La diferencia entre la muerte y el sexo es que la muerte es algo que puede hacer uno solo y sin que nadie se ría después de ti.
De pequeño quise tener un perro, pero mis padres eran pobres y sólo pudieron comprarme una hormiga.
Amélie...
Cuando un dedo apunta al cielo, el tonto mira el dedo.
—No, idiota. Está enamorada.
—Pero si no la conozco.
—Claro que la conoces. Desde siempre, en tus sueños.
Sin ti las emociones de hoy sólo serían las envolturas muertas de las del ayer.
La vida no es más que un interminable ensayo de una obra que jamás se estrenará.
Usted nunca será una hortaliza porque incluso las alcachofas tienen corazón.
La angustia por el paso del tiempo nos hace hablar del tiempo que hace.
Wilde...
A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante.
Lo menos frecuente en este mundo es vivir. La mayoría de la gente existe, eso es todo.
La única ventaja de jugar con fuego es que aprende uno a no quemarse.
La experiencia no tiene valor ético alguno, es simplemente el nombre que damos a nuestros errores.
Las preguntas no son nunca indiscretas. Las respuestas, a veces sí.
La mejor manera de librarse de la tentación es caer en ella.
Perdona siempre a tu enemigo. No hay nada que le enfurezca más.
Que hablen de uno es espantoso. Pero hay algo peor: que no hablen.
La ambición es el último refugio del fracaso.
Ningún gran artista ve las cosas como son en realidad; si lo hiciera, dejaría de ser artista.
Soñadores...
La libertad no la regalan, hay que ganársela.
-Oh! Estás borracho...
La ciencia del sueño...
En los sueños las emociones resultan abrumadoras.
-¿Por qué yo?
-Porque todas las demás me aburren, porque tu eres diferente.
¡Anarquía al celofán!
El cerebro es la cosa más compleja, y está justo detrás de la nariz.
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